El año pasado triunfaron las “brasileñas” o “hawaianas”, esa típica chancla que recuerdo llevaba mi abuelo durante la temporada estival en el apartamento de Castelldefels, de eso hace 30 años. Aun así, el mundillo de la moda, en su constante viaje al pasado, saca de sus archivos las chanclas, las viste de modernidad y nosotros las ponemos de moda y las extendemos como un virus.
Chanclas “brasileñas” o “hawaianas” hay de todos los colores, estampados, formas y tejidos, pero siempre cuesta un poco acostumbrarse a la “tirilla” en forma de V que se engarza a la base justo en la zona entre el pulgar y el índice del pie; a quién no le produce rozaduras, le molesta, a otros les hace cosquillas y quién no dice nada es porque la aguanta estoicamente, la moda manda. Yo me compré dos pares, uno de cada color, no quería quedarme fuera de las estadísticas.
Pues bien, este año el triunfo total, el artículo más vendido, como si de la canción del verano se tratase y que no queda más remedio que tragar, te guste o no, vuelven a ser unas chanclas, sí, ¡unas chanclas!. Y es que, ¿qué es del verano sin unas chanclas?, la llegada del estío no la marca el calendario, ni el aumento de la temperatura ambiente, ni siquiera las merecidas vacaciones; el verano llega cuando te pones las chanclas.
Este verano salen del armario las “cangrejeras”, renovadas, eso sí.
Aquellas zapatillas de goma que triunfaron en los 80, de varios colores (las más usadas y “guays” eran las transparentes), y que todos los que disfrutábamos de la Costa Brava debíamos utilizar casi obligatoriamente si no querías acabar con alguna púa de erizo de mar, que tanto proliferan por esos lares, clavada en la planta del pié.
Ahora las “cagrejeras” se llaman “Crocs”, es un nombre mucho más actual, aunque no son más que un zueco agujereado. Hechas de silicona también las hay de mil colores, todavía desconozco lo cómodas que son si es que lo llegan a ser, pero eso es lo de menos, lo importante es elegir bien el color, ante la duda me compraré dos pares, lo demás ya es cosa de las estadísticas.
Chanclas “brasileñas” o “hawaianas” hay de todos los colores, estampados, formas y tejidos, pero siempre cuesta un poco acostumbrarse a la “tirilla” en forma de V que se engarza a la base justo en la zona entre el pulgar y el índice del pie; a quién no le produce rozaduras, le molesta, a otros les hace cosquillas y quién no dice nada es porque la aguanta estoicamente, la moda manda. Yo me compré dos pares, uno de cada color, no quería quedarme fuera de las estadísticas.
Pues bien, este año el triunfo total, el artículo más vendido, como si de la canción del verano se tratase y que no queda más remedio que tragar, te guste o no, vuelven a ser unas chanclas, sí, ¡unas chanclas!. Y es que, ¿qué es del verano sin unas chanclas?, la llegada del estío no la marca el calendario, ni el aumento de la temperatura ambiente, ni siquiera las merecidas vacaciones; el verano llega cuando te pones las chanclas.
Este verano salen del armario las “cangrejeras”, renovadas, eso sí.
Aquellas zapatillas de goma que triunfaron en los 80, de varios colores (las más usadas y “guays” eran las transparentes), y que todos los que disfrutábamos de la Costa Brava debíamos utilizar casi obligatoriamente si no querías acabar con alguna púa de erizo de mar, que tanto proliferan por esos lares, clavada en la planta del pié.
Ahora las “cagrejeras” se llaman “Crocs”, es un nombre mucho más actual, aunque no son más que un zueco agujereado. Hechas de silicona también las hay de mil colores, todavía desconozco lo cómodas que son si es que lo llegan a ser, pero eso es lo de menos, lo importante es elegir bien el color, ante la duda me compraré dos pares, lo demás ya es cosa de las estadísticas.
1 comentario:
http://laquijotera.blogspot.com
Las crocs....zapatillas con aire acondicionado de pueblo, que inventaran después? Es una reflexión que le doi al creador de este blog para que la analize en profundidad.
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