La canción del verano 2007

¿Por qué no existe "La canción de la Primavera”, o del Otoño, ni siquiera del Invierno? Curioso, más cuando el Invierno es una estación de mayor recogimiento, introversión, y dada a la escucha musical. ¡Pero no! Aunque escuchemos líricos acordes, nuevas composiciones o emergentes artistas en cualquier época del año, todo ello es vacuo si no hace calor; sólo recordaremos en nuestros archivos neuronales “La canción del verano”, aquella que nos transporta a recuerdos de fiestas mayores, de serpenteantes congas imposibles cogidos de la cintura de un extraño, de terrazas sofocantes sólo amortiguadas por litros de fría cerveza, de playas abarrotadas de toallas y cuerpos tostándose, de sombrillas de variados colores, y de ese olor a aceite bronceador water-resistent con extracto de coco del Caribe.
El máximo exponente de esas estivales notas es nuestro querido Georgi Dann, que ha colado en las listas de los Top del verano más de media docena de títulos, desde “La barbacoa”, “El chiringuito”, hasta el “Mami que será lo que tiene el negro”. ¿Que será, será?
Recuerdo con especial cariño el “Mambo nº 5” de Lou Bega que me hacía saltar a las pistas a sudar la camiseta.
Este 2007 viene flojo, o es que me hago mayor y más exigente a lo que pentagramas se refiere, Tata Golosa con “Los micrófonos”, Pablo Carbonell con “El kalimotxo de mamá” o El Koala con una versión de “Mi carro” de Manolo Escobar, rivalizan por el título de “Canción del verano 2007”, un honor por el que muchos otros compiten y que, como en la película “Los inmortales”: sólo puede quedar uno.
Ahí van las tres, ustedes deciden.