La caída de un mito

Los mitos infantiles van desapareciendo a medida que crecemos, la realidad los borra con una crudeza tal, que no te llegas a recuperar nunca.

Desde los Reyes Magos y Papa Noël, del que descubres un buen día que su traje rojo se debe a una campaña publicitaria de la Coca-Cola, pasando por el Ratoncito Pérez, ser mitológico que te visita cada vez que se te cae un diente de leche en claro simbolismo del crecimiento personal. Si de adulto te revientas la boca con una farola en una noche de exceso de cubalibres, no esperes al Sr. Pérez con los incisivos en la mano y vete de urgencias.

De pequeño para comer o dormir tenías que hacerlo cuando te lo ordenaban tus progenitores o bien, “vendrá el Coco y te comerá”,o lo que es peor "el hombre del saco". ¡Que horror! ¡Así uno no puede crecer tranquilo!
Tampoco se ha cumplido ninguno de los deseos que pensé, por 36 veces, al apagar las velas de las sucesivas tartas de cumpleaños, aunque seguiré intentándolo.

Las series de TV son otra fuente inagotable de mitología y leyendas urbanas, desde “El Equipo A” que aparece sólo cuando los necesitas, sin saber cómo; hasta la mítica “Aquellos maravillosos años” en la que el amigo del protagonista se decía que era el auténtico Marilyn Manson.

Si fuiste fan de la Warner Bros, y te encantaba el conejo Bugs Bunny, eternamente perseguido por un incansable cazador, tengo una mala noticia, no sé como decirlo, pero tenemos que ser fuertes, apretar los dientes y seguir adelante, ha caído otro mito.