Quiso volar, igual que las gaviotas
libre en el aire, por el aire libre,
y los demás dijeron: - pobre idiota!
no sabe que volar el imposible.
Más extendió las alas hacia el cielo
y poco a poco fue ganando altura,
y los demás quedaron en el suelo
guardando la cordura.
Y construyó castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar a donde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.
Y construyó ventanas fabulosas
llenas de luz, de magia y de color.
Y convocó al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.
En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas;
no vaya a ser que fuera contagioso
tratar de ser feliz de aquella forma.
La conclusión es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente
vestido de cordura.
Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar a donde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.
Y por abrir ventanas fabulosas
llenas de luz, de magia y de color.
Y convocar al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.
Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre
quiso volar igual que las gaviotas.
Pero eso es imposible.
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