Tengo especial predilección por las paradojas, siempre me han resultado curiosos ejercicios neuronales con una extraña, pero aplastante, lógica interna y que desafían nuestro desarrollo normal del razonamiento deductivo. La consecuencia lógica de una serie, en las paradojas, pasa a ser no sólo improbable si no imposible. Esto ejerce sobre mí una atracción imántica, una revelación de lo compleja que es la realidad y como reza en Wikipedia sobre la paradoja “permite demostrar las limitaciones de las herramientas de la mente humana”.
La que hoy me ha atrapado durante un buen rato proviene de un personaje infantil, un pequeño y frágil muñeco de madera construido por Geppetto que con una sola frase es capaz de sobrecalentar sinapsis y acelerar procesos alopécicos.
La paradoja es muy simple, Pinocho dice: “Ahora va a crecerme la nariz”
¿Miente? ¿Dice la verdad? ¿Le crece o no le crece la nariz?
Estoy entrando en fallo sistémico y quizá Pinocho también.
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